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Todos sabemos la importancia de estar bien hidratado, pero esto también sugiere un gran problema medioambiental. Y es que la mayoría de agua mineral se vende embotellada en envases de plástico, un material que puede tardar más de mil años en degradarse.

Es cierto que hoy en día gran parte del plástico se recicla, pero no en todo el mundo los sistemas de reciclaje y la concienciación sobre esta causa está suficientemente bien fundamentada, por lo que las jóvenes promesas del mundo de la industria química se han puesto manos a la obra y han encontrado una perfecta solución para el problema de la acumulación de botellas de plástico: Ooho, la botella comestible.

Ooho es un envase hecho de una membrana gelatinosa a base de algas pardas y cloruro cálcico que puedes comer o tirar ya que es biodegradable.

Los creadores de esta innovadora idea son tres estudiantes de diseño: el español Rodrigo García González y los franceses Guillaume Couche y Pierre Paslier. Éstos se inspiraron en la membrana que recubre las yemas de huevo para crear este envase, basándose en el principio culinario de la “esferificación”, que tanto popularizó el famoso cocinero Ferrán Adrià. Bajo este principio los alimentos se encapsulan con texturas de gelatina de manera que tengan una consistencia similar a las huevas de pescado.

En este caso, para crear la membrana de este nuevo envase se utiliza una combinación de algas pardas y cloruro cálcico. Por lo que, como podemos pensar, la forma del envase no se parece en nada a una botella convencional, sino más bien a una gota de agua enorme. Para darle resistencia, el agua se contiene en diferentes capas envolventes y antes de envasarla debe congelarse para evitar que se mezcle con otros ingredientes. Lo que da como resultado un envase sencillo, resistente, higiénico, biodegradable y de bajo coste, ya que producir cada “bolsa” supone tan sólo un par de céntimos. Incluso la podríamos crear cada uno en nuestras casas. Eso sí, hay que tener cierta habilidad.

Según comentan los que ya la han probado, no resulta una delicia para el paladar pero se puede comer sin ningún inconveniente y si la idea es desecharla una vez consumida, sólo basta con perforar la membrana y extraer el líquido.

Estos envases pueden fabricarse en distintos tamaños y podrían añadirse etiquetas, colocadas entre las dos capas de membrana, para su futura comercialización sin que el líquido se contamine.

¿Qué te parece la idea? Pues si estás intrigado aquí te ofrecemos un vídeo en el que Rodrigo García nos explica cómo funciona Ooho:

Imagen: fastcoexist.com