Las instalaciones que utilizan el agua pueden propiciar el desarrollo indeseado de microorganismos. Además de comportar efectos nocivos para la salud, estos microorganismos pueden afectar a la eficiencia y la vida útil de las instalaciones. La aplicación de biocidas químicos para tratar el agua de estos sistemas se puede llevar a cabo con distintos tipos de producto, en función de las condiciones ambientales y la calidad del agua. Estas sustancias que se pueden clasificar en dos grandes grupos: los oxidantes y los no oxidantes.
Biocidas oxidantes
Los biocidas oxidantes son elementos que destruyen el material celular de los microorganismos. Su aplicación implica la pérdida de la propiedad enzimática, la hidrólisis de los componentes orgánicos y, en última instancia, la muerte celular instantánea.
Este tipo de agentes se utilizan, por un lado, para desinfectar en situaciones de emergencia y, por otro, como parte de la rutina de mantenimiento y en tratamientos de desinfección preventivos. Del mismo modo, se usan también para hacer frente a casos de brotes. El biocida oxidante que se utiliza más es el hipoclorito sódico.
Los biocidas oxidantes son productos que permiten un análisis y una monitorización posteriores en la propia instalación. Además, son fáciles de neutralizar para hacer la supervisión microbiológica del agua. Estos químicos tampoco suponen ningún inconveniente a la hora de verter las aguas en un cauce público o alcantarillado.
Biocidas no oxidantes
Los biocidas no oxidantes se han ido extendiendo como tratamiento de aguas o como complemento a la acción de biocidas oxidantes. La mayoría de ellos son compuestos orgánicos no corrosivos.
Esta categoría de químicos se suele emplear para tratamientos de mantenimiento y, en casos especiales, para tratamientos de limpieza y desinfección. En muchos programas se utilizan juntamente con los biocidas oxidantes, ya que la presencia de ambos permite llegar a un espectro de actividad más amplio.
Los biocidas no oxidantes suelen ser más duraderos y estables respecto a los oxidantes. Dado que cada uno por separado posee su espectro de actividad, un programa de tratamiento con biocidas no oxidantes se puede reforzar con el uso de dos biocidas en alternancia o de manera simultánea.
Con tal de llevar a cabo un control microbiológico efectivo de las diferentes instalaciones que tratan el agua, las organizaciones deben seleccionar correctamente los biocidas adecuados. Su elección depende de factores como el tipo de microorganismos que han de tratarse, las características físico-químicas del agua, la normativa aplicable en el uso de la instalación, entre otros factores.