También conocidos como “transgénicos”, se trata de alimentos cuya composición original se ve alterada al incorporar uno o más genes de organismos distintos mediante la ingeniería química y genética.

El origen de este proceso se remonta a los años 70, cuando en el ámbito agroquímico se empezaron a buscar métodos para incrementar el rendimiento agrícola. A fuerza de varios experimentos en el laboratorio, se descubrió que modificando genéticamente las semillas se podía conseguir que las plantas y los cultivos fueran más resistentes a fenómenos como sequías o temperaturas bajas. Desde entonces, se han destinado cada vez más recursos y tiempo de investigación a la modificación genética de alimentos, persiguiendo un objetivo más comercial y no para usos particulares como en sus inicios.

Obviamente, los transgénicos no están exentos de polémica: muchos sospechan de efectos secundarios para la salud humana, ya que al ser un fenómeno tan reciente todavía no hay estudios que garanticen su seguridad. En cambio, los defensores lo presentan como una oportunidad esperanzadora, afirmando que los cultivos transgénicos lograrán terminar con la hambruna a nivel mundial.

Para acercarnos un poco más a este mundo y ver algunos ejemplos concretos, a continuación desvelaremos 3 casos seguramente desconocidos de alimentos modificados genéticamente:

Patatas que curan enfermedades

Gracias a la ingeniería química, se ha logrado modificar las plantas de patata para combatir la enfermedad de Newcastle. Esta dolencia afecta mayoritariamente a aves como gallinas, perdices, codornices… y suele producirles una infección mortal, desencadenando pérdidas económicas importantes.

Para conseguirlo, se incorpora un gen a las patatas que permite que dichas plantas generen una proteína específica capaz de activar la respuesta inmune en las aves susceptibles de padecer esta enfermedad. Posteriormente, se usan las patatas para elaborar vacunas orales que combaten el virus.

Un aceite de soja que produce menos obesidad

Los científicos también han desarrollado un aceite de soja transgénico que contiene niveles bajos de ácido linoleico, un componente necesario para los humanos pero cuya ingesta excesiva se relaciona con la obesidad. Además, este aceite tiene una composición similar al de oliva convencional, de modo que opone menos resistencia a la insulina y facilita al cuerpo la absorción de glucosa.

Arroz dorado con más vitamina A

En 2023, la prueba piloto de arroz dorado terminará en Filipinas, un país marcado por la deficiencia de vitamina A (VAD) en su población infantil y femenina. Esta variedad de arroz es 23 veces más rica en betacaroteno que el arroz convencional, un pigmento que se transforma en vitamina A y cuya ingesta a través de este arroz transgénico prevendría problemas en el embarazo y en el caso de los niños conseguiría evitar la ceguera e incluso la muerte.