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Con la llegada del verano, las frutas se convierten en alimentos muy apetecibles. Fresquitos, muy ricos en vitaminas y deliciosos, introducirlos en tu dieta diaria te aportará múltiples beneficios. Y es posible que hayas escuchado que los alimentos libres de químicos son los más saludables, pero incluso estos productos, como la fruta, contienen químicos necesarios para mantener su irresistible sabor o textura.

Vamos a poner algunos ejemplos: el metilo butanoato, las antocianinas o la auxina son algunas de las más de 350 sustancias químicas que se producen de forma natural en las fresas.  Estos químicos ayudan a que esta deliciosa fruta de verano sea más jugosa y dulce. En concreto, la hormona auxina controla el proceso de maduración de las fresas. Cuando el proceso está en su punto máximo, las paredes celulares de esta fruta comienzan a degradarse y la fresa se pone jugosa.

Igual que con las fresas, esto ocurre con otras frutas. Las moras, por ejemplo, contienen altos niveles de antocianinas y otros compuestos fenólicos, principalmente flavonoles y elagitaninos, que contribuyen a su alta capacidad antioxidante.

Las frambuesas contienen 200 moléculas que contribuyen a su distintivo sabor. Una de ellas es la cetona de frambuesa, que según varios estudios es un componente que ayuda a perder peso. Esta molécula, se utiliza en dulces, jabones o velas aromáticas para que tengan ese olor tan característico.

Por su parte, los arándanos contienen pterostilbeno, un producto químico que podría utilizarse para tratar la obesidad. Según algunos investigadores, su administración reduce la acumulación de grasa corporal, lo que podría reducir el riesgo de desarrollar otras enfermedades como la diabetes. Además, el pterostilbeno es un compuesto fenólico de la misma familia que el resveratrol y está presente en pequeñas cantidades en una gran variedad de alimentos y bebidas como los arándanos o el vino tinto.

Y por último queremos hablaros de los higos. Esta fruta contiene una forma de benzaldehído químico que, según los científicos, podría inhibir el crecimiento de células cancerígenas. Además, el benzaldehído también puede utilizarse como agente odorizador o disolvente para limpieza o desengrasantes.

Por lo tanto, una vez más, podemos afirmar que la química está presente en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y no por eso debemos asociarla con conceptos negativos.