La sal está presente en casi todas las mesas del mundo. La sal que generalmente añadimos a nuestros platos supone tan solo el 20% del total que ingerimos. El resto se consume a través de productos manipulados y el consumo recomendado es de 5 gramos, lo que equivale a una cucharada.
La sal marina natural también posee muchos beneficios para la salud, compuesta de cloruro sódico (86%) y otros minerales como manganeso, yodo, potasio, silicio, fósforo y magnesio, todos estos oligoelementos que juntos pueden resultar bastante beneficios para nuestra salud diaria si se consume sin refinar.
¿EN QUÉ NOS FAVORECE?
Favorece la homeostasis del organismo humano: Es decir, la sinergia en los procesos fisiológicos. La sal marina propicia que la bomba sodio-potasio de nuestras células mantenga un adecuado equilibrio, algo esencial para la vida.
De igual modo, los cristales que conforman la sal marina natural son de menor tamaño que los de la sal refinada, por lo que nuestro organismo los asimila mejor.
Por su parte, la sal refinada cuenta, como ya hemos indicado con entre el 97% y el 99% de cloruro sódico, siendo el resto de su composición una serie de añadidos químicos.
El proceso de refinamiento de la sal refinada elimina buena parte de los beneficiosos minerales de la sal marina sin tratar, provocando que su nivel de sodio sea mucho mayor, con los consiguientes riesgos de padecer patologías cardiovasculares, hipertensión y retención de líquidos, entre otros problemas para la salud.
Entre las sustancias químicas que son añadidas a la sal refinada está el hidróxido de aluminio, un antiapelmazante bastante tóxico que, consumido en exceso, puede llegar a propiciar la aparición de enfermedades degenerativas neuronales como el Alzheimer. Otro elemento químico que suele añadirse es el flúor, un potente cancerígeno en dosis elevadas.
¿POR QUÉ NECESITAMOS SAL EN NUESTRA VIDA?
Es fundamental para los fluidos extracelulares y linfáticos, para el plasma sanguíneo y para el líquido amniótico. Al igual que regula la presión arterial y niveles de azúcar en sangre con un intercambio iónico de potasio-sodio favoreciendo la comunicación entre cerebro y músculos.
Por sí misma la sal es básica para generar energía hidroeléctrica en las células del organismo, ejerciendo un control del balance del ácido básico metabólico y favoreciendo la absorción de nutrientes en el tracto intestinal.
Así como también estimular el apetito, mantener el equilibrio a nivel de líquidos y favorecer el sistema nervioso.