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Todo el mundo sabe que un poco de agua oxigenada en una herida reciente ayudará a acelerar el proceso de curación y cicatrizaremos más rápido. Pero muchas otras personas desconocen las otras aplicaciones del agua oxigenada o peróxido de hidrogeno, como también se la conoce. Compuesta por un átomo más de oxigeno que el agua normal (H2O2), el agua oxigenada que se utiliza normalmente en el hogar es en realidad una solución formada por un 97% de agua común y un 3% de agua oxigenada, ya que una concentración mayor podría ser peligrosa si no se usa correctamente.

Además de para curar las heridas la podemos usar para blanquear nuestra ropa sin usar lejía. Añadimos una taza de la solución a la ropa blanca que tenemos en remojo y ayudará a blanquearla y eliminará las manchas.

También podemos usarla para lavar las verduras y hortalizas diluyendo un ¼ de taza de peróxido de hidrogeno en un fregadero lleno de agua fría. Tenemos que evitar usarla para alimentos porosos, como los champiñones, ya que absorberán la mezcla. Para ellos es mejor humedecer un trapo con esta solución y frotarlos un poco.

No es su única aplicación en el ámbito de la limpieza, podemos echar un chorro de la solución a nuestro lavavajillas para aumentar su eficacia o repartirlo uniformemente por nuestra taza del váter, dejarlo actuar 20 minutos para después limpiar con un trapo y tirar de la cisterna.

Otro de sus usos conocidos puede ayudarnos a blanquear nuestros dientes y refrescar nuestra boca. Debemos mezclar proporciones iguales de peróxido y agua en un vaso y usarlo para enjuagar la boca, aunque, como todos los enjuagues, no debemos tragárnoslo.

Y obviamente, tal y como hacen en las peluquerías, podemos usarlo para aclarar nuestro cabello. Aunque conviene ser cuidadosos, pues los resultados pueden no ser los esperados. Por eso debemos diluir el agua oxigenada dentro de un bote con agua común y la aplicamos como un spray.