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Un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo.

Es una actividad fisiológicamente necesaria que nos regenera y prepara para afrontar con energía el día a día. Por eso, conseguir conciliar el sueño es clave y esencial para nuestro organismo y por eso es imprescindible escoger bien el colchón para asegurarnos un descanso óptimo. Como (casi) toda actividad diaria que realizamos, la química tiene mucho que ver, y es que los colchones que usamos, como el viscoelástico o el látex, tienen compuestos químicos en su elaboración. Eso sí, no os preocupéis que no son químicos perjudiciales para nuestra salud. Son químicos que nos ayudan a tener el confort adecuado para levantarnos como nuevos cada mañana.

La viscoelástica es un material desarrollado por la NASA en los años 60 con el fin de aliviar la presión que sentían los astronautas durante el despegue. No fue hasta principios de los 90 cuando los investigadores lograron incorporar este material sintético al uso doméstico, incorporándolo a colchones y almohadas. Tal y como su nombre indica, es un material viscoso y elástico que tiene ambas propiedades al deformarse. Es decir, este material produce un efecto “huella de memoria” cuando se ejerce presión y se trasmite calor sobre el mismo, pero recupera su forma original lentamente cuando la presión desaparece.

Existen dos tipos de colchones viscoelásticos que se diferencian por la forma en cómo se fabrican: el espumado y el moldeado. Concretamente, el espumado se fabrica vertiendo el visco en un soporte abierto y añadiéndole un componente químico que al reaccionar provoca un crecimiento poroso en la viscoelástica. Como resultado proporciona un material muy poroso y que deja circular el aire con mucha facilidad en su interior. Para fabricar el moldeado, se fabrica con un molde, obteniendo un poro mucho más cerrado donde la transpiración es menor, y la circulación del aire en su interior es más lenta.

El látex es un material natural que se obtiene de la salvia del árbol del caucho. En su estado natural, el látex es un líquido viscoso por lo que es necesario aplicarle aditivos químicos para que adopte un estado sólido y pueda ser utilizado para fabricar colchones.

Pero además de usar la química para hacer que los colchones sean cómodos, también se usan tratamientos para hacer que estos sean anti ácaros, anti moho o anti olores. Estas propiedades, que pueden ser naturales o con ayuda de algún tratamiento químico, ayudaran enormemente a evitar la aparición de hongos, ácaros y demás bacterias que podemos encontrar en nuestra casa – por muy limpia que esté – y que día a día hacen empeorar nuestras alergias y nuestra calidad de vida.