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¿A quién no se le ha encogido nunca una camiseta después de meterla en la lavadora? ¿O se le ha colado una prenda de color en una lavadora blanca y ha teñido toda la colada? Son cosas que, por despiste, o por falta de práctica, nos han pasado a todos, pero, ¿Cuál es la diferencia entre materiales que hace que algunos se puedan lavar en la lavadora de casa y otros se tengan que llevar a una tintorería para lavar en seco?

Reactions, la rama divulgadora de la American Chemical Society, la principal organización para la investigación química en EEUU, ha decido abordar esta problemática del día a día. ¿Cómo evitar futuros errores fatales a la hora de hacer la colada? La respuesta, según los expertos estadounidenses, es con una lección rápida de química de materiales, una “sabiduría científica” que evitará que “destruyas tu conjunto favorito”.

Lección número 1:

¿De qué material está hecha la ropa? Aquí podemos establecer tres grandes categorías: fibras de origen vegetal, de origen animal i sintéticas. Cada una tiene una composición química propia que hará que respondan de manera diferente al proceso y los elementos del lavado. Además, muchas prendas suelen combinar fibras de varios tipos, por lo que no está de más que antes de lavarla echar un ojo a la etiqueta.

La clave se reduce a un principio básico: ¿Cómo interactúan cada uno de estos materiales con el agua?

Fibras sintéticas:

Se trata de cadenas de polímeros, es decir, de moléculas enlazadas, pero formadas por pequeñas unidades llamadas monómeros. Lo más habitual es que sean derivados del petróleo e incluyen productos que han revolucionado la moda y los tejidos como el nailon, el poliéster o el propileno, frecuentes por ejemplo en la ropa deportiva. Una de las características principales de este tipo de fibras es que son hidrófobas. Por lo general, estos materiales no tienen problemas al lavarse y no suelen cambiar de tamaño. Pero en algunos casos se recomienda el lavado a mano para evitar eliminar las capas de impermeabilización.

Fibras vegetales:

Son tejidos como el algodón o el lino. La base de sus estructuras químicas es la celulosa, formada por largos polímeros de moléculas de glucosa. La ropa de origen vegetal puede humedecerse y secarse, eliminando la suciedad durante el proceso, pero sin perder sus propiedades. Pero todos hemos oído que el algodón puede encoger en la lavadora… ¿El motivo? La temperatura. El calor puede alterar y deformar las fibras y para evitarlo muchos fabricantes trabajan ya con hilos sometidos a un tratamiento térmico y encogido previamente. Sin embargo, se recomienda poner la lavadora con agua fría (o no muy caliente) cuando se laven prendas hechas con estos materiales.

Fibras de origen animal:

En este grupo encontramos fibras como la lana o la seda. Se componen de un tronco interno polar y secciones externas apolares que hacen que sean hidrófilas por dentro e hidrófobas por fuera. La lana es muy delicada. Si es natural es muy recomendable lavarla a mano y con un detergente específico, ya que los convencionales interactúan con las moléculas hidrófobas y facilitan que traspase el agua, dañando su estructura. Por suerte, hay lana tratada específicamente o mezclada con fibras sintéticas para resistir al lavado a máquina. Un lavado a baja temperatura, de corta duración y con un detergente suave ayudará a reducir el estrés que sufran las fibras y limitará los daños de este tejido.

Lavado en seco:

como su nombre indica, este tipo de lavado no incluye agua, pero si sustancias químicas como el percloroetileno que penetran en las fibras de origen animal junto al detergente sin dañarlas. Son especialmente efectivas para eliminar manchas de grasa o de sudor, pero pueden disolver algunas fibras sintéticas.
En resumen, para fibras vegetales bastará seguir las recomendaciones de las etiquetas de las prendas, para lavar la ropa a la temperatura adecuada. Para las fibras de origen animal, el lavado en seco y para las prendas sintéticas, a la lavadora si, ¡pero a la plancha ni acercarse!