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Lo que todos conocemos como lejía es el resultado de diluir en agua un compuesto químico llamado Hipoclorito de Sodio (NaCIO). Hace 30 años era la estrella de todas las casas, y ante la desinfección del hogar no tenía rival. Sin embargo, en los últimos años, las marcas de limpieza empezaron a fabricar productos desinfectantes sin lejía y con aromas más agradables, por lo que rápidamente ganaron popularidad.

Ahora, el coronavirus ha vuelto a sacar a la luz el poder desinfectante de la lejía y es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado en varias ocasiones el uso de productos de hipoclorito de sodio para la desinfección de las superficies que tocamos habitualmente para ayudar a prevenir la propagación del virus.

Cuando pronunciamos la palabra lejía a todos nos vienen a la cabeza limpieza y desinfección. Es un producto capaz de llevarse por delante bacterias, hongos y virus. Y es que cuando la lejía entra en contacto con manchas o gérmenes se producen reacciones químicas que rompen las moléculas de la suciedad eliminando los microorganismos.

Por todo esto, la lejía puede ser el mejor aliado para proteger nuestro hogar frente a virus y bacterias. Tiene múltiples usos para aplicar en nuestro día a día, como, por ejemplo:

• Limpiar y desinfectar las superficies con las que estamos en contacto frecuente, como pomos, grifos o timbres
• Desinfectar y blanquear el baño
• Eliminar el moho
• La nevera también puede acumular humedad y restos orgánicos que pueden aglutinar un buen número de gérmenes. Mantenerla limpia con lejía evitará que aparezcan estos microorganismos.
• Además, la lejía es un gran desodorizante, por lo que acaba con los malos olores ya que rompe las sustancias malolientes que pueden producir los gérmenes.
• Lavar frutas y verduras con lejía. La OMS aconseja disolver 2 ml (equivalente a una cucharita de café) de lejía en un litro de agua para lavar la fruta y la verdura antes de su ingesta. Recuerda aclararlo con agua limpia después de limpiarlas.

Pese a ser muy efectiva y recomendable en los tiempos que corren, no deja de ser un compuesto químico con el que debemos tener cuidado. Recuerda no mezclar la lejía con otros productos químicos como el amoníaco, utilizar guantes para evitar irritaciones y ventila la casa mientras limpias para que no se acumule el olor.