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Los seres vivos estamos influenciados por múltiples factores externos como el clima, el lugar la luz, el sol, la vegetación,  que no controlamos. Los animales les afecta de igual manera que a los humanos.

Su comportamiento social sobretodo el de los mamíferos, depende de un neurotransmisor llamado oxitocina. En algunas aves se llama mesotocina. Según los expertos si una de estas sustancias no se desarrollase correctamente,  su comportamiento cambiaría radicalmente.

Unos científicos quisieron poner a prueba esta teoría, así que realizaron un experimento. Redujeron la cantidad de esta sustancia en unos pájaros. Los científicos comprobaron que las aves empezaron reducir el tiempo que estaban con sus familias y más tiempo con pájaros desconocidos.

Concretamente el hecho de bloquear la mesoticina en el cerebro de los pinzones cebrahembra, unas aves que viven en grandes grupos. Los científicos comprobaron que los pájaros pasaban menor tiempo con sus familias y más tiempo con otros desconocidos. Y por lo contrario, cuando aumentaba la mesotocina, aumentaba también su sociabilidad y el contacto con sus familiares volvía a ser normal.

En el caso de los vertebrados, aunque poseemos sustancias similares a las de los animales, no vivimos en grandes grupos. ¿Por qué? Por lo que dice el científico James Goodson y sus compañeros en el artículo, todo depende de los receptores cerebrales. Los pájaros de los que hemos hablado, tienen más receptores para la mesotocina en una zona del cerebro llamado septum lateral que otras especies de aves no tienen y por lo tanto muestran un comportamiento más individual. Según la cantidad y efectividad de estos receptores, el científico destaca que se podría dictaminar con anticipación como será un individuo en este caso.

De toda manera, tendrán que tener en cuenta que en la gran mayoría de especies solo las hembras son sensibles a los efectos de este tipo de sustancias y por lo tanto este experimento no puede englobar a una mayoría, ni tampoco generalizarse.