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Teóricamente, el sueño viene a ser el “estado de reposo uniforme de un organismo, un estado caracterizado por la disminución de los niveles de actividad fisiológica como la presión sanguínea o la respiración”.
Sabido por todos es la importancia que tiene para nuestro organismo un buen descanso nocturno. Alcanzando una repercusión de tal dimensión que algunos especialistas sitúan al mismo nivel el hecho de descansar bien y el estar bien alimentados.
Dormir es más que cerrar los ojos, y es que el tiempo que dedicamos al sueño ( de media un total de 25 años aproximadamente), aunque a muchos les parezca, no es tiempo perdido.
Entre otras muchas, podemos destacar dos de las grandes funciones que cumple el sueño;
Por un lado, durante el sueño se produce una necesaria regeneración orgánica y cerebral, facilitando la síntesis de proteínas y ácidos ribonucleicos.
Por otro lado, expertos también afirman que durante el sueño se producen procesos que afectan a nuestras capacidades mentales. Estamos, por lo tanto, ante procesos de regeneración interior, más allá de la regeneración física.
De esta manera la capacidad de atención, los mecanismos conscientes, las habilidades cognitivas y las relativas a las relaciones sociales se ordenan y revisan durante el descanso nocturno, estableciendo conexiones entre los conocimientos adquiridos y la memoria. Es decir, el cerebro trabaja para fijar los recuerdos y nos preparar para adquirir nuevos.
Conexiones del sueño
La conexión en sueños del subconsciente con la realidad parece ser un hecho defendido por muchos y avalado por situaciones que a día de hoy ya han traspasado la barrera de la mitología. De esta manera nos encontramos con situaciones como son, por ejemplo, la que dice que fue a partir de un sueño que Dimitri Menbdeléyev ideó la tabla periódica tras varios meses de preocupaciones e investigaciones. Y se dice también que probablemente el famoso Frankestein en la actualidad no existiría si Mary Shelly no hubiera soñado con él, o que el famoso Beethoven también atribuía el origen de parte de sus obras a los estados oníricos. ¿Estamos quizás anta la magia de los sueños?
Si bien no todos los que dormimos vamos a llegar a ser Dimitris o Mary’s, lo cierto es que mientras lo hacemos, el cuerpo segrega una serie de sustancias de especial importancia para nuestro descanso y nuestra salud. ¿Podríamos hablar entonces de la química del sueño? Y ¿Cuáles son algunas de estas sustancias?
Por un lado, nuestro cuerpo segrega la famosa melatonina a través de la glándula pineal, siendo la melatonina la hormona encargada de regular nuestro reloj biológico.
Nuestro cuerpo la produce durante la noche, cuando la oscuridad es mayor, disminuyendo los niveles de segregación a medida que se abre paso la luz del día.
La melatonina es conocida también como la “hormona de la juventud”, ya que su presencia tiene efectos beneficiosos en nuestro sistema inmunológico, antioxidantes y antinflamatorios, en definitiva, nos relaja.
Durante la fase profunda del sueño también encontramos una elevada segregación de la hormona del crecimiento. La función de esta hormona es la de mantener la masa y fuerza muscular, siendo un regulador de la grasa corporal totalmente necesario.
Pero el dormir también nos libera de algunas hormonas que están hiperactivas durante el día, como es el caso del cortisol (o la hormona del estrés) y la Orexina.
El cortisol es una hormona producida por las glándulas suprarrenales, localizadas por encima de los riñones, que sirve para ayudar al organismo a controlar el estrés, reducir la inflamación, contribuir al buen funcionamiento del sistema inmune, ayudar en el metabolismo de las proteínas, grasas y carbohidratos y mantener los niveles de azúcar en la sangre constantes.
Los niveles de cortisol en la sangre varían durante el día porque están relacionados con la actividad diaria y con los niveles de serotonina, responsable de la sensación de placer y bienestar. Se libera como respuesta al estrés y a un nivel bajo de glucocorticoides en la sangre.
La orexina (también conocida como hipocretina), es una hormona neuronal, formada por treinta aminoácidos, que se encuentra en el hipotálamo posterior.
El hipotálamo desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de toda una serie de funciones como son la sed, el apetito o la libido.
Y es mientras dormimos que el hipotálamo reduce la producción de esta proteína y es precisamente por eso, que cuando está regulada dormiremos mejor y no tendremos que levantarnos a picar en la noche ( no tendremos sensación de hambre)
Y es que el Sr. Mendeléyev ya lo dijo en su día: “En un sueño, vi una tabla en la que todos los elementos encajaban en su lugar. Al despertar, tomé nota de todo en un papel…”
No está de más atender a los sueños, podríamos encontrar en ellos las respuestas a muchas de nuestras preguntas ¿O no?