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Los test para detectar (o descartar) positivos de Covid-19 se han colado de lleno en nuestro día a día. Todos estamos de acuerdo que, para frenar este virus, además de la higiene, la distancia, la mascarilla y la inminente vacuna que todos estamos esperando, son necesarios muchos test para poder aislar a los positivos y frenar la cadena de contagio. Y con la Navidad a la vuelta de la esquina, muchas personas se preguntan ahora si realizarse una prueba diagnóstica de Covid-19 es una vía que posibilita comer bajo el mismo techo con tranquilidad con personas no convivientes.
Dejando claro que las Autoridades recomiendan restringir al máximo los contactos, para aquellos que se resistan a evitar las comidas familiares durante las fiestas navideñas, y aunque no es una garantía absoluta, realizarse un test de Covid puede reducir muchísimo el riesgo de contagio.
Y si optamos por la opción del test, ¿cuál elegimos? ¿Cómo funciona cada tipo de test?

Prueba PCR
Según los expertos es el test más fiable de todos puesto que es la prueba de mayor sensibilidad y la que indica si en el momento de la prueba se está infectado o no por el coronavirus. La prueba se basa en la reacción en cadena de la ADN polimerasa (PCR por sus siglas en inglés) donde un fragmento de ADN conocido es copiado y amplificado billones de veces. El producto del PCR es posteriormente visualizado en un gel de agarosa y proporciona evidencia cualitativa de la presencia de ese fragmento de ADN en la muestra.
La amplificación de un segmento de ADN o de ARN en una PCR se lleva a cabo en un termociclador, una máquina que varía la temperatura interna siguiendo unos ciclos asignados por el investigador, de esta manera los tubos que se colocan en su placa van alterando su temperatura para facilitar uno u otro proceso de la PCR.
La fluorescencia aumenta a medida que se producen más copias y, si cruza un cierto umbral, la prueba es positiva. Si el virus no estaba presente en la muestra, la prueba PCR no habrá hecho copias, por lo que el umbral de fluorescencia no se alcanzará y, en ese caso, la prueba será negativa.

Test serológicos
Estos indican si se ha pasado la enfermedad y si se poseen ya anticuerpos IgM (que indican una infección reciente pero no necesariamente activa) o IgG (que indican que la infección ya se superó y los anticuerpos se han generado hace más tiempo), pero no detectan si el paciente es contagioso en el momento de la prueba.

Test de antígenos
Al igual que en las pruebas PCR, en el test de antígenos se utiliza un hisopo por vía nasofaríngea para obtener una muestra. Esta muestra se coloca en una tira reactiva donde se mezcla y, de ser una prueba positiva, libera los antígenos, unas proteínas concretas que se encuentran en el virus y que indican su presencia. Los test de antígenos pueden detectar proteínas del virus hasta dos días antes de que la persona presente síntomas y hasta los cinco o siete días después.

Test rápido
Los test de detección de anticuerpos son mucho más rápidos, solo se tardan unos 15 minutos en tener el resultado; y la muestra se obtiene de una gota de sangre extraída del dedo.
Estas pruebas basadas en anticuerpos sirven para saber si una persona se ha inmunizado tras haber sido infectada. Es decir, detecta los anticuerpos generados por el sistema inmunitario de nuestro organismo cuando la infección ya ha pasado o nos estamos recuperando.